El experimento de las retenciones cero duró apenas tres días. Entre el lunes y el miércoles, las grandes exportadoras agropecuarias registraron operaciones por unos 7.000 millones de dólares, aprovechando una ventana que se cerró tan rápido como se abrió.
El decreto 682/2025, presentado como un alivio para incentivar el ingreso de divisas y calmar al mercado cambiario, fue dado de baja en tiempo récord. “Arca informa que se ha alcanzado la registración del cupo previsto, por lo que se ha dado de baja la opción de registración de las DJVE”, comunicó el Gobierno en un escueto mensaje.
Lo que quedó en claro es quiénes aprovecharon la medida: una decena de multinacionales cerealeras. En palabras del diputado Itaí Hagman, “el Gobierno les regaló 1.500 millones de dólares en dos días, más de lo que cuestan leyes clave como el financiamiento universitario, la emergencia pediátrica del Garrahan o la cobertura para personas con discapacidad”.
Lejos de beneficiar al productor, la baja temporal de retenciones fue absorbida por los intermediarios. “Las exportadoras compraron barato descontando retenciones y liquidaron caro sin ellas. El productor no tuvo tiempo ni margen para sumarse”, explicó Hagman, mientras que analistas coincidieron en que el 95% del sector quedó fuera del esquema.
El rol de Estados Unidos
El trasfondo internacional tampoco fue menor. El analista de mercados Pablo Andreani señaló que la presión de Washington fue clave: el préstamo por 20.000 millones de dólares del Tesoro norteamericano incluyó como condición la quita temporal de retenciones. Detrás del movimiento, los farmers estadounidenses buscaban evitar una ventaja competitiva argentina frente a China.
El propio secretario del Tesoro, Scott Bessent, lo dejó por escrito: “Estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a la exención impositiva temporal para los productores de commodities que liquidan divisas”.
Una operación cerrada con las grandes
El expresidente de la Federación Agraria, Pedro Peretti, fue más contundente: “Esto se negoció directamente con la CIARA, que agrupa a Cargill, Bunge, Cofco y otras. Ellos ya tenían el grano, lo liquidaron y se llevaron 1.800 millones de dólares. Es una estafa monumental”.
Peretti subrayó que nunca hubo un antecedente de este tipo: una suspensión total de retenciones durante unos días para luego restituirlas. Y agregó que la maniobra fue posible por la dependencia del Estado de los datos que aportan las bolsas de comercio, sin contar con un sistema propio de estadísticas agrarias.
Balance
Para analistas como Christian Buteler, la jugada no estaba pensada para el campo sino para los mercados financieros: “El objetivo era generar un shock de dólares y calmar expectativas. El productor fue un convidado de piedra”.
En definitiva, el beneficio quedó concentrado en pocas manos. Y el Gobierno, que buscaba transmitir calma, terminó dejando en evidencia la asimetría entre los grandes jugadores exportadores y los productores que quedaron mirando desde afuera.
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