La falta de financiamiento empieza a mostrar los dientes en el corazón del plan económico. Luis Caputo no logró captar los fondos que esperaba en la última licitación y, ante el riesgo de que los pesos sobrantes se vuelquen al dólar y calienten la plaza cambiaria, el Banco Central decidió sacar el mazo: más encajes, más controles y multas más duras para los bancos.
Desde este lunes, las entidades financieras deberán inmovilizar la mitad de sus tenencias en pesos —un salto del 45% al 50%—, y reportar a diario sus tenencias para que el BCRA tenga un control milimétrico de cada movimiento. Si se salen de la línea, enfrentarán sanciones que duplican las actuales y triplican la tasa TAMAR.
La maniobra tiene un objetivo claro: “no dejar pesos sueltos” que puedan ir al dólar. Para eso, el Central habilitará que 5 puntos de esos encajes se cubran con nuevos bonos del Tesoro, que serán emitidos en una licitación express el lunes, exclusiva para bancos y con fondos propios. Entre las opciones está una letra TAMAR con tasa cercana al 50% y vencimiento después de las elecciones de octubre.
La jugada llega después de un miércoles decepcionante para el Gobierno, con una baja renovación de deuda que lo obligó a salir de urgencia a buscar fondos. En el mercado leen la medida como un endurecimiento inédito en la previa electoral, con la mira puesta en septiembre, cuando la elección bonaerense amenaza con ser voto a voto.
Mientras tanto, crecen las dudas sobre la transparencia del rumbo económico. Algunos analistas advierten que las decisiones del equipo Caputo–Bausili generan desconcierto entre los inversores y evidencian la fragilidad financiera del plan. Otros, directamente, lo llaman por su nombre: “es un torniquete para ganar tiempo y llegar a octubre sin un nuevo salto del dólar”.
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